La inteligencia artificial busca comprender las emociones de los animales

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Científicos de vanguardia han desarrollado métodos y sistemas en los gatos y los perros para entender qué están pensando y sintiendo. Saber lo que sienten los animales es algo que todos los tutores y convivientes siempre han deseado, toda vez que, en general, se interpretan sus gestos en base a impresiones personales más que a evidencia.

Sin embargo, como en muchos otros rubros, la Inteligencia Artificial (IA) complementa a la intervención humana para llegar a resultados concluyentes sobre esta clase de inquietudes.

En ese sentido, existe un laboratorio universitario que analiza información del comportamiento animal y sobre todo, que estudia las emociones y los sentimientos de varias especies animales recopilando imágenes y patrones de conducta. En este centro científico se desarrollaron diferentes experimentos para estudiar la conducta, diseñar el cuidado y propender al bienestar animal.

Los indicadores recibidos y compilados son verdaderamente fascinantes, y con ellos han podido hacer avances muy útiles para entender lo que los animales están pensando y sintiendo.

En relación a los gatos, los conocedores de este animal saben que son muy complejos y difíciles a la hora de expresar sus emociones. Por ejemplo, aunque los felinos estén sufriendo un dolor muy fuerte y crónico, no se permiten manifestarlo. Se trata de un claro mecanismo de protección frente a las amenazas del ambiente circundante.

Al registrar imágenes de un gran grupo de gatos, en el mencionado laboratorio, un programa de inteligencia artificial profundizó en las áreas particulares de la cara, puntualizando la atención en leves contracciones musculares alrededor de los ojos, los bigotes y las orejas. De esta manera, los expertos lograron reconocer que, cuando los gatos están sintiendo dolor, los ojos se cierran un poco y las orejas y los bigotes bajan.

En el caso de los perros, utilizando un método similar, la inteligencia artificial identificó y desclasificó los rasgos que detectó cuando estos animales sufren de un estado de ánimo doloroso. Estos gestos son los siguientes, según los especialistas: lamerse la nariz, separar los labios, dejar caer la mandíbula y parpadear. Levantar las orejas es el gesto más común de todos.

Normalmente, podemos saber lo que siente un perro mirando su lenguaje corporal, pero si solo se tiene acceso a las expresiones faciales resulta más difícil interpretarlo, porque estos movimientos son muy delicados y sutiles. A esto contribuye la investigación mencionada.

Esta metodología permite también investigar otros animales, como tigres o cerdos, con la finalidad de mejorar el bienestar de estas especies y sobre todo, de indagar en sus emociones y conocerlos mejor.

Nota escrita por el Dr Juan Enrique Romero y publicada originalmente en https://www.infobae.com

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