El despertar de un nuevo día no fue nada fácil, antes de irme a dormir le pedí a Vero de la recepción que por favor me despertara a las 8:00am, un poco más tarde de lo que me venía despertando para dormir un poquito más. 

Por eso la sorpresa fue grande al escuchar el teléfono, levantarme y ver que no era la hora esperada. La chica se olvidó de despertarme a la hora solicitada, lo mismo había ocurrido con Marcelo A. El plan seguía en pie pero el desayuno tuvo que acelerarse para compensar el tiempo perdido.

Llegamos a la Universidad del Valle justo a tiempo para presenciar la ponencia de Javier M. sobre uso del modelo hámster para estudio de Leishmanisasis (linda palabra para colocar en el juego del ahorcado).
Luego habló la argentina caleña Carolina P., su presentación fue sobre un tema que nos preocupa a todos: la obesidad. En su investigación las ratas de laboratorio son alimentadas con la denominada “dieta de cafetería” o sea snacks, galletas y todas esas cosas dulces y saladas que son tan ricas y tóxicas a la vez. El resultado de dicha alimentación claramente es una alteración de su peso con una clara evidencia de obesidad en los animales. La posibilidad de replicar este modelo de dieta no saludable es fundamental para entender mejor nuestros hábitos alimenticios y encontrar algunas soluciones.

Cerca del mediodía tenía que dar mi última presentación y antes de acostarme el día anterior hice una rápida recorrida por las diapositivas. En los días anteriores se había tratado el tema de las alternativas y de los CICUALES, y yo tenía que exponer sobre los desafíos para implementar las 3R’s en Suramérica, por lo tanto mi gran objetivo era no repetir conceptos. A último momento decidí incluir un par de videos en la charla para hacerla más entretenida para los asistentes. Normalmente los videos generan ciertos problemas con su reproducción por eso me encargué de hablar con el muchacho encargado de montar las presentaciones en la computadora para asegurar la posterior visualización de los mismos.

El café de media mañana se veía diferente, muchos ya hablaban de los vuelos de vuelta para sus hogares, de las compras (café si o si) y de una salida que queríamos hacer en la noche para despedirnos de Cali (¿Sería un buen plan ir a bailar salsa después del papelón del día anterior?). Los stands comerciales ya empezaban a desarmarse.

Marcelo A. dio una presentación magistral sobre los métodos alternativos en Latinoamérica y se ganó una merecida ovación de los presentes. Sin lugar a dudas Marcelo A. es uno de los profesionales más preparados y motivados en el tema en nuestra región.

Finalmente el cierre de la mañana no fue mi charla, por un atraso en la programación quedó postergada para después del almuerzo. El que sí salió a escena fue el carismático Pedro Y. de Y Corporation/Lab Products en una charla técnico comercial exhibiendo la evolución en el tiempo de las diferentes tecnologías y equipos.

Luego del almuerzo me subí al escenario para dar inicio a mi presentación. Hablé y hablé hasta que Javier N. P. me mostró un cartel que decía “10 minutos”. ¡Malas noticias! Aún me quedaba un video de 8 minutos y varias diapositivas para mostrar, pensé que era una broma, me acordé de mi amigo Fernando B. que una vez me dijo en el Congreso de AMCAL de Veracruz: “Un buen presentador no habla ni poco ni mucho, habla el tiempo que tiene asignado para su presentación”. Tenía dos opciones: hablar ultrarrápido o sacar el video que me quedaba pendiente. Miré a Javier N. P. rogándole por unos minutos más para incluir el video y me dio el ok. La presentación terminó y le cedí el lugar a la presentación técnico comercial de Tecniplast a cargo de Andrea. P con su español italianizado para explicarnos de forma clara y precisa la tecnología detrás de los sistemas de jaulas individualmente ventiladas.

A continuación vino Hernán S. El foco de su charla estuvo centrado en las alternativas y la educación, y hasta se hizo tiempo de organizar una divertida competencia de preguntas y respuestas a la que se podía acceder ingresando con los celulares a una página web.

Se entregaron los premios a los mejores posters, los felices ganadores subieron al escenario a recibir la distinción de parte de los jurados.

Y llegó el momento de la clausura científica a cargo de Marcelo A. pero yo no la pude ver porque me encontraba recorriendo el bioterio de la Universidad del Valle en ese momento junto a José Ignacio C. y Danielle G. El bioterio es del tipo convencional de ratas y ratones, con las limitaciones y problemas típicos de la región pero con muchas ganas de mejorar y eso lo valoro mucho.

Me subí por última vez al escenario para compartir una mesa redonda junto a Marcelo A., Hernán S., Jimmy G. y Javier M. Como era de esperar las preguntas recayeron sobre el carilindo Marcelo A. que respondió a cada una de las consultas con su habitual frescura.

La organización del Congreso nos agasajó con una muestra cultural para el cierre. Un grupo de artistas locales nos deleitaron con diferentes danzas típicas de Bolivia, Perú, Argentina y Colombia.

Como no podía ser de otra manera la cena fue en el restaurant El Grifo, lugar que nos había acogido durante los almuerzos. Allí disfrutamos de un rico lomo viche (pensé que era lomo con ceviche antes de que lo sirvieran) y música en vivo a cargo de un artista local que tocaba un instrumento artesanal que él mismo había construido: la marimba, este es un instrumento de percusión idiófono, de forma parecida al xilófono (gracias Wikipedia).

Un par de horas más tarde nos juntamos en el la recepción del hotel para ir a bailar salsa, hicimos la previa en un bar atendido por dos octogenarios. Este lugar parecía un museo, muchos vinilos, frascos y botellas que tenían mil años, una heladera (refrigerador, nevera) de las grandotas de triple puerta (una Siam diría mi viejo) y cientos de detalles que nos transmitían una atmósfera especial. Hasta cantamos unos tangos con Marcelo A. (Caminito, Yira Yira).

Nos tomamos dos taxis (Guillermo R., Javier N.P., Hernán S., Marcelo A., Rodrigo V. y yo) hacia el Tintindeo para “bailar” salsa. Si no fui claro en el relato del día 2 lo mío no es el baile, si yo fuera Superman les diría que la salsa es como kriptonita para mí. Si a eso le sumamos que los colombianos y en especial los caleños bailan todos bien era como jugar al futbol contra Brasil del 70, cero oportunidad de no hacer el ridículo. Pero por suerte se inventó el Ron, y luego de unos minutos ya estaba en la pista bailando como un caleño más (uno adoptado que llegó de grande y no sabe bailar). Mi primera frase antes de comenzar a “bailar” era “soy argentino, no sé bailar, ¿me podes enseñar algunos pasos?” o de repente salía con un “en Argentina soy profesor de salsa, pero allá bailamos más rápido que ustedes”. Esta última no tuvo mucho éxito.

Me fui a dormir, mi cabeza aún bailaba entre tanta salsa y ron. 

Hicimos el check out en el Granada Inn y nos fuimos en un taxi con Marcelo A. y José Ignacio C. hasta el aeropuerto. Lo curioso era que ese día en Cali no podían circular autos particulares ni motos así que las calles estaban muy despejadas. Compramos unos regalos en el aeropuerto, despachamos las valijas (maletas), tomamos un café (un tinto) y cada uno se dirigió a la sala de embarque para tomar el avión de vuelta (en mi caso el primero de tres). 

Que fantástica experiencia viví en Cali, tanto afecto y atenciones de los caleños y los organizadores, imposible no pensar en regresar pronto con más tiempo para recorrer la ciudad y sus costumbres. Colombia tiene que estar orgullosa de los representantes que tiene en el área de la ciencia de los animales de laboratorio, tanto la ACCBAL como la Red de CICUALES han crecido enormemente este último tiempo y todo este trabajo se ha reflejado en este congreso. ¡Felicitaciones a todos los que fueron parte de este logro!