Congreso AMCAL: Día 4 y último
Blog 23 May 2013El último día del Congreso
Dormí 3 horas y esta vez sí el despertador cumplió con su trabajo, me desperté y al mirarme al espejo tenía los ojos rojos, parecía un ratón albino.
A las 9:30 hs me estaba esperando Fernando B. en el Hall de entrada del hotel, nos tomamos un taxi hasta la USBI sabiendo que era nuestro último viaje de ida hasta el Congreso, qué rápido pasan los días cuando uno la está pasando bien.
Segunda presentación de FB
La charla de Fernando fue sobre un tema apasionante: las mutaciones. Es increíble como un día lo normal se transforma en especial (cuando ocurre la mutación), y cuántos de esos especiales han pasado desapercibidos a lo largo de la historia. Fer se enfocó obviamente en aquellas mutaciones que dejaron huella o que van camino a generar información muy valiosa.
Se entregaron las constancias y llegó el momento de los saludos y promesas de futuros encuentros y el famoso que no se corte, nos mantenemos en contacto, mucha suerte, fue un gusto conocerlo y tantas otras frases que se repiten en las despedidas.
Mediodía y los casi
Al mediodía estaba más solo que Kung Fu, Fer se fue a bucear, y como les había contado ayer tenía la intención de ir a Cancuncito con Vale y Romi las chicas que traen suerte. Pero no las pude encontrar por ningún lado, ¿Qué hacer? ¿Esperar en el hotel? ¿Salir a buscarlas?
Decidí no quedarme, aunque tenía mucho sueño, el Congreso me estaba pasando factura de las pocas horas que llevo de sueño, salí con rumbo desconocido, caminé hacia el Acuario, allí venden artesanías y regalos típicos para llevar de vuelta a los amigos y colegas, y aquí comenzaron los “casi”, casi compré unos regalos, casi me quedé en una playa con los muchachos de Rismart, caminé 15 cuadras abajo del sol, casi tomo un taxi pero ninguno me paraba, casi voy a comer a Mardel, casi encuentro un restaurant que veía todos los días en mis recorridas en taxi, mientras acumulaba casi tomo un taxi terminé transpirado como testigo falso (o como negra en baile), seguía y seguía caminando pero no sabía a dónde iba, hasta que finalmente subí a un taxi y me fui a comer al Gaucho. Salí caminando y esta vez me fue más fácil conseguir un taxi, me volví al hotel pero casi voy para el centro y casi me voy a un centro comercial, mi cabeza no pensaba en forma clara. Traté de encontrar a las chicas (V. y R.) pero no hubo caso, ¿Estarían en Cancuncito? Casi me quedo en la habitación pero por suerte me puse un short de baño y salí con rumbo casi desconocido, casi porque tenía en la cabeza la idea de ir a Cancuncito pero no sabía de dónde salían los barquitos, como siempre me fui para el lado incorrecto, camine 10 cuadras de mas, era para el otro lado, y casi me insolo. Lo más irónico era que estaba nuevamente en el Acuario, pero esta vez estaba decidido a ir a Cancuncito.
El viaje a Cancuncito
Me cobraron 100 pesos por el viaje pero seguro que costaba 75, yo con mi cara siempre pago un 25% más caras las cosas (soy como un I.V.A. o impuesto). En el barco había una pareja de mexicanos que vivía en Las Vegas, el sueño de todos los que amamos el casino. El tipo era muy simpático y apenas empezaba a relatar mi chiste ya se estaba riendo, lo que me motivó a decirle en un momento: “Es un auto para cinco personas, uno maneja y cuatro empujan”, el hombre en cuestión casi se le cae la cabeza de la risa, me di cuenta que los chistes viejos aquí tenían olor a nuevo lo que me motivó para interactuar todo el viaje.
En un momento la lanchita paró y nos invitó a bajar, no había isla, solo agua que llegaba hasta la rodilla. Bajé un tanto confundido porque yo quería ir a la isla Cancuncito o al menos así le llamaban los lugareños. Me senté en el agua y una señora me contó que estaba sentado sobre la isla, lo que pasaba era que el agua subía y baja su nivel durante el día, por lo tanto cuando bajaba mucho se transformaba en isla. En el agua había pececitos de colores, estrellas de mar, erizos, caracoles y unas piedras que casi se quedan con un dedo de mi pie. El tipo que se reía de todo durante el viaje me dijo:”Esperemos que no aparezcan los tiburones”, yo me reí pero el señor hablaba en serio, me contó que un día vio como dos hombres fueron devorados por tiburones frente a sus ojos en la costa de Veracruz.
Regreso de Cancuncito
Pasamos por la Isla de los Sacrificios, allí los nativos sacrificaban a las doncellas, le sacaban el corazón y se lo entregaban a los dioses, el cuerpo lo arrojaban al agua, al menos eso contó el guía que no tenía pinta de haber estudiado antropología en la Universidad de Harvard. Pasamos por un criadero de tiburones y regresamos a tierra firme. Finalmente compré algunos recuerdos y me volví al hotel. Como era de esperar, cuando llegué sonó el teléfono de mi habitación, era Valeria para decirme que me habían estado buscando todo el día con Romina, por supuesto que también fueron a Cancuncito. Creo que Cancuncito va a ser lo más cercano a Cancún que voy a conocer.
Noche de mariscos
Fuimos a comer a Villarrica con los mismos integrantes que me estuvieron acompañando estos días: Fer, Vale y Romi pero también se sumaron a la salida un catalán mochilero muy pero muy buena onda (Y no lo digo porque nos pagó la cena) que no pongo su nombre porque nunca lo supe, lo escuché como se pronunciaba en catalán y es complicado, creo que en español es Jaime o algo así. También estaba una morocha de origen desconocido que nos informó sobre algunas palabras o modismos mexicanos.
Conclusiones
Me voy enamorado de Veracruz, es muy lindo, la gente es fantástica, los lugares bellísimos y me quedaron muchos lugares por visitar, ojalá que algún día pueda volver.
El Congreso de AMCAL fue una experiencia fantástica, me llevo muchos amigos, y muchas ideas para volcar en Bioterios.com, ojalá pueda repetir esta extraordinaria experiencia dentro de dos años en Mérida, sede del próximo Congreso. Mañana viajo hacia la Ciudad de México, si tengo algo de tiempo voy a subir algunas fotos y videos, también contaré algunas curiosidades.
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