Me desperté temprano sabiendo que era mi última caminata hasta el Colorado Convention Center. Al ingresar por la puerta ya no se respiraba ese clima de los primeros días, la sensación era como si hubiera pasado un huracán arrasando con el Hall de exhibición comercial, de posters y los diferentes stands de la entrada. Se veían posters tirados y un poco de desorden en donde uno mirase. Seguramente en pocas horas será el alojamiento de otro evento, con otras caras, otros intereses pero de la misma magnitud.Después de tanta reflexión ingrese al Room 607. Allí estaba Fernando Benavides a punto de empezar su charla, a diferencia del día anterior no era una sala latina, era un público bien internacional, se pregunto si preferían que de diera la charla en español o en inglés y por una cuestión de sentido común se optó por el inglés. Luego fue el turno de Jorge Sztein, ambos dejaron una gran impresión en el público que los bombardeó con muchas preguntas. Fue un excelente seminario para cerrar un congreso en el que no se destacó mucho esta parte.

Al ver a Fernando y Jorge decidí regalarles a ellos los alfajores Havanna para que se los repartan, cuando agarraron los alfajores se les transformó la cara (en especial a Jorge que se llevó uno de chocolate a la boca al instante), parecían dos chicos con juguetes nuevos.
Al mediodía tenía pensado ir a dar una vuelta a las afueras de la ciudad pero como siempre pasa en estos casos, hubo mensajes que no llegaron a tiempo y me quedé con la tarde libre. Decidí ir a comprar los regalos: compré (y me compré) un Ipod muy pero muy adictivo que ayer no me permitió escribir el informe que estoy haciendo ahora. En la calle 16 hay muchos negocios gigantes con miles de cosas que llevan el nombre Colorado o Denver (llaveros, remeras o poleras o playeras o como les quieran llamar, lápices o lapiceras, adornitos o adornazos, abrigos, platos, etc), todos estos negocios los atendían chinos (que hablaban mucho mejor que yo el inglés). En una esquina me encontré un librito con direcciones útiles en Denver (¡el último día!) y descubro que había dos lugares argentinos para ir a comer, una vez más mi suerte de rie de mi.
El congreso llegó a su fin de forma muy fría, la gente fue desapareciendo de mi vista casi sin darme cuenta, de muchos no pude despedirme. No hubo fiesta de cierre o despedida, que diferente que somos los latinos, ¿no?.

Denver es muy seco y mis labios me molestan mucho, tomo un lapiz labial (manteca de cacao) para lubricarme un poco. No hubo un solo día de frio, dicen que el viernes va a nevar pero esto no está sucediendo. No sé porque pero siempre que me toca ir a un país extranjero me lleno de monedas inútiles
Gracias por haber leído los informes del Congreso, gracias a todos aquellos que se tomaron el tiempo de comentar en Bioterios.com o en Facebook. Quiero agradecer y dedicarle los informes a mi amigo Pedro Yunis, quien me insistió y me ayudó mucho para que yo pudiera estar en este congreso, lamentablemente no pude disfrutar de su presencia como hubiera querido porque él tuvo que volverse a Miami por un problema personal. Ahora tengo un largo camino de regreso a casa, fue una experiencia muy enriquecedoras desde muchos puntos de vista.