Día uno: Cuando el despertador sonó a las 7:00 AM me di cuenta que no iba a ser una jornada fácil, el día anterior el avión de Valdivia a Santiago había salido con una demora de casi una hora, luego el taxista que nos llevó hasta el hotel desconocía el destino final lo que nos obligó a dar vueltas y vueltas, finalmente en la recepción del hotel tuvimos unos inconvenientes con la reserva, y todo este conjunto de complicaciones habituales en cualquier viaje conspiraron en contra de mis posibilidades (y las de Viviana B., compañera de viaje y expositora dentro del curso) de cenar en el hotel. La cocina había cerrado a pesar de que faltaban siete minutos para el horario de clausura, luego de algunas discusiones con el mozo y con otro tipo de la recepción decidimos salir a buscar un restaurant. Entramos a Elfos, restaurant peruano, donde comimos pescado y conversamos hasta la medianoche.
Las horas se iban rápidamente y mi presentación todavía no estaba del todo lista (los famosos detalles de último momento). Entre una cosa y otra se me hicieron las 3 de la mañana, me fui a dormir y a los pocos minutos desperté con unos dolores horribles de cabeza que me habían estado acosando en las últimas semanas.
Con tan solo tres horas de sueño bajé a desayunar a la espera del auto que nos llevaría hasta el ISP. Apareció Raúl Echenique junto a alguien muy especial: la arquitecta chilena Paulina Bugyis a quien pude conocer personalmente luego de tantas conversaciones vía e-mail.

La gente se fue acomodando en la sala de conferencias y Paulina comenzó con su exposición basada en su experiencia en el diseño y planificación de bioterios. Luego de ilustrarnos sobre diferentes ejemplos de proyectos en los que había participado pasó al tema de la contención animal.  El coffee break me dio fuerzas para engañar al sueño y para reencontrarme con gente muy querida con la que conversamos un buen rato y nos pusimos rápidamente al día con las últimas novedades.

El Dr. Thiago “Murciélago” Vignoli de Brasil complementó la información iniciada por Paulina sobre contención explicando las diferentes tecnologías disponibles en especial lo referente a racks ventilados.

Al regresar del almuerzo nos acomodábamos para comenzar a escuchar al Dr. Rovilson Gilioli cuando un sismo de 5.7 nos obligó a evacuar el edificio por precaución. A los pocos minutos retornamos al auditorio y Rovilson pudo terminar su clase sobre monitoreo sanitario.

El cierre del día era sobre la acreditación AAALAC obtenida por el CECs meses atrás, Viviana Bustos y yo fuimos los encargados de relatarles a la audiencia nuestra experiencia sobre el tema. Por suerte todo salió muy bien y el primer día llegó a su fin.
A la noche nos fuimos a cenar con Raúl, Paulo, Thiago, Rovilson (y esposa) y Silvia Massironi (y esposo).

Día dos: Comenzó temprano con la videoconferencia de la Dra. Joana Visa sobre AAALAC y los requisitos para obtener la acreditación, y a continuación habló sobre CICUALES. Mientras tanto en el Hotel Ibis de Providencia yo estaba tratando de recuperar horas de sueño por lo tanto no pude participar de la videoconferencia pero todos los asistentes con los que conversé quedaron muy satisfechos con la misma.
El Coffe break de las 11:15 coincidió con un nuevo dolor de cabeza que pude revertir rápidamente con un nuevo fármaco que me recetó el “Dr.” Raúl E.

La Dra. Silvia Massironi nos brindó información muy interesante sobre el manejo de cepas transgénicas. Silvia al finalizar su charla confesó antes todos los presentes en el auditorio ser una fan de Bioterios.com, generando en mi un sentimiento mezclado de orgullo y timidez.

Más tarde, mi amiga/colega Micaela Ricca nos contó sus funciones como miembro del Comité Asesor en Bioética del Programa FONDECYT-CONICYT, y cómo este Comité se encarga de revisar los trabajos.

El cierre del curso consistió en preguntas de los asistentes hacia el foro de profesionales que habían expuestos en las dos jornadas. Cada una de las preguntas generadas por la audiencia participo de varios sorteos: Guías para el Cuidado y Uso de Animales de Laboratorio, la familia de ratones de ALESCO, y el premio mayor que era una tablet. Yo nunca gano nada y esta vez fue aún más difícil hacerlo porque ni siquiera pude participar por ser parte de foro de profesionales.

Pero las sorpresas vinieron a continuación, los organizadores del curso nos obsequiaron dos vinos a cada uno de los expositores en un hermoso estuche de madera. Después de tanto reclamar que quería una Guía y lo bueno que sería contar con un ejemplar en papel (la versión en pdf la tenemos todos), logré sensibilizar a Paulina Bugyis que tuvo un gesto enorme, me regaló su copia personal de la Guía llena de posits (posits: papelitos autoadhesivos de colores) con todas sus observaciones, y como si fuera poco me escribió una dedicatoria en la página inicial.
Finalmente llegó el brindis de cierre del curso, la gente mantenía el entusiasmo que mostró en las jornadas anteriores en cada una de las charlas.
El curso había concluido, la gente se iba retirando lentamente pero aún quedaba una cena en el restaurant giratorio, famoso por estar ubicado en el piso 16 y como indica su nombre, gira en sentido inverso a las manecillas del reloj permitiéndonos ver diferentes puntos de la ciudad. Todo esto era perfecto pero yo decidí irme a comer empanadas al departamento de Micaela junto a su familia, jugaba Argentina con Uruguay y como siempre me ha pasado en mi vida el futbol es prioridad, he faltado a casamientos, cumpleaños y lo que sea por un partido de futbol. Argentina ganó y me fui hasta el restaurant a despedirme de los últimos sobrevivientes del curso: el grupo de brasileros (Rovilson, Silvia y Thiago), los hermanos Echenique (Raúl y José), Paulo Pascual, y la “compadre” Paulina Bugyis.
Fue una experiencia muy positiva como expositor y asistente, pude presenciar las necesidades que tenemos como país a nivel de bioterios. Pude reencontrarme con gente muy querida, otras que conocía solamente a través del e-mail o skpye y mucha gente nueva. Agradezco profundamente a los organizadores por darme la posibilidad de participar, trabajaron muy duro en cada detalle y se notó, no faltó nada, todo estuvo perfecto.